Informes que elaboran los tesoreros de los programas de Seguridad Social y el servicio de salud Medicare, de Estados Unidos, afirman que en 10 años, la Seguridad Social no estará en capacidad de cubrir el íntegro de las pensiones de los jubilados, debido a que se agotarán los fondos que administra.
Sin embargo, no todo está dicho y, las alarmantes proyecciones están siendo analizadas en el Congreso de los Estados Unidos, que junto a economistas y especialistas, tienen el encargo de que no se hagan realidad.
Se indica que, en la actualidad, la entidad afronta un déficit de financiación a largo plazo, en virtud de los beneficios y la financiación presente.
Se indica que la jubilación en Estados Unidos, está en vías de extinción, y el 20% de los mayores de 65 años tendrá que seguir trabajando porque de jubilarse sólo recibirá el 70 por ciento del integro que debería.
Las proyecciones apuntan que si no se realizan cambios, a partir de 2035 estas reservas se agotarán y ya no se podrá pagar los planes de forma completa.
A partir de 2020, se viene utilizando las reservas de casi 3 billones de dólares con las que cuentan los dos fondos que componen el sistema a este lado del Atlántico: el Old-Age and Survivors Insurance, (OASDI),
De este modo, el fondo OASI (Old-Age, Survivors Insurance), desembolsará a tiempo todos sus compromisos hasta 2034. Por su parte, el fondo DI (Disability Insurance) lo hará hasta 2052, dos décadas más tarde de los previsto anteriormente dada la caída en las aplicaciones e incidentes.
Como porcentaje del PIB, el coste anual de la Seguridad Social en Estados Unidos, ascenderá del 4,9%, en 2019, hasta el 5,9% en 2039 mientras que los costes del Medicare aumentarán del 3,7% al 5,7% en 2035. Este año, el coste combinado será del 8,7%, un porcentaje que se incrementará hasta el 11,6% en 2035.
Una forma útil de describir el efecto del cambio en la tasa de dependencia de las personas mayores y el efecto resultante sobre la relación entre beneficiarios y trabajadores es considerar el número implícito de trabajadores por beneficiario.
Durante los últimos 35 años, ha habido alrededor de 3,3 trabajadores por beneficiario (consistente con la proporción de 30 beneficiarios por cada 100 trabajadores). Después de 2030, la proporción será de dos trabajadores por beneficiario (consistente con 50 beneficiarios por cada 100 trabajadores).
Con el beneficio promedio del trabajador actualmente en alrededor de
$1,000 por mes, 3.3 trabajadores necesitarían contribuir alrededor de $300 cada uno por mes para proporcionar un beneficio de $1,000. Pero después de que la distribución por edades de la población haya cambiado para tener solo dos trabajadores por beneficiario, cada trabajador necesitaría contribuir $500 para proporcionar el mismo beneficio de $1,000.
Por lo tanto, para hacer frente a los mayores costos de la Seguridad Social, se necesitarán cambios sustanciales.
Las proyecciones intermedias del Informe de los Fideicomisarios de 2009 indican que si esperamos para tomar medidas hasta que el fondo fiduciario combinado de OASDI se agote en 2037, se podrán lograr reducciones de beneficios de alrededor del 25 por ciento de los montos de jubilaciones, o aumentos de impuestos sobre la nómina de alrededor de un tercio (un aumento del 4 por ciento además (el tipo actual del 12,4 por ciento) será necesario.
Los cambios legislativos pasados para el Seguro Social sugieren que la próxima reforma probablemente incluya una combinación de reducciones de beneficios y aumentos de impuestos sobre la nómina.
Aumentar la edad de jubilación no reducida más allá de los 67 años es una opción que se puede considerar, dado que la población puede estar más sana en el futuro y ser capaz de trabajar hasta una edad promedio mayor.
Sin embargo, esto plantea la cuestión de si los niveles de prestaciones mensuales son adecuados. Después de que la NRA llegue a los 67 años, las personas que soliciten beneficios a los 62 años recibirán sólo el 70 por ciento del
nivel de beneficios no reducido. Un mayor aumento de la NRA disminuiría aún más la idoneidad de las prestaciones mensuales a los 62 años, y en todas las demás edades.
Actualmente, no existe una solución clara al problema del aumento de los costos para los jubilados debido a la menor cantidad de trabajadores disponibles para apoyar a los jubilados, lo que a su vez se debe a tasas de natalidad más bajas.
Este problema no es específico del Seguro Social, sino que también afecta a Medicare y a muchos otros sistemas de ingresos de jubilación públicos y privados. La disminución de las tasas de natalidad ha sido mucho más dramática en Japón y muchos países europeos que están luchando con los efectos del envejecimiento de la población debido a caídas en las tasas de natalidad aún más severas que en Estados Unidos.
Los formuladores de políticas han considerado una variedad de posibles cambios a las disposiciones de la Ley de Seguridad Social,
Como una solución al paso que se viene recomendando, es el mayor aporte al SS por parte de los trabajadores o que estos hagan un esfuerzo para ahorrar más, con miras a su jubilación.
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